domingo, 23 de diciembre de 2007

PALABRAS DE HELMUT FRENZ SOBRE LES DDHH

La Declaración Universal de los Derechos Humanos no es solamente un documento que pone de manifiesto una teoría de los derechos de las personas. La oración: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos; y dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. (Mejor: deben encontrarse mutuamente en el espíritu de hermana y hermano). Esta oración no es una declaración, un texto muerto, que expresa una teoría. Este texto proclama a los derechos humanos como un acontecimiento diario. Los derechos humanos quieren ser vividos. Los derechos humanos no son algo anónimo, sino que tienen nombre y apellido, tienen fecha histórica y son un hecho.


Hablar de “violaciones” de los DDHH no es muy correcto, porque en realidad no se viola a los DDHH sino se viola y pisotea la dignidad del ser humano.

Los DDHH tienen validez para todos los seres humanos, quiere decir, son universales. No excluyen a nadie y valen en todos los lugares, y en cada tiempo, porque todos los seres humanos tienen la misma DIGNIDAD. Quien empieza a dividir a la humanidad y distingue entre hombres más valiosos y menos valiosos, quien otorga a algún mayor valor y da menos a otros, es para mí, una persona que se ha excluido a sí misma de la gran familia humana y se ha descalificado como ser humano.

La dignidad humana es una sola. El pobre tiene la misma dignidad que el rico. El joven tiene la misma dignidad que una anciana; el sabio no tiene una dignidad diferente a la del ignorante, el enfermo y discapacitado tiene la misma dignidad que la persona fuerte y sana, el delincuente tiene la misma dignidad que la persona íntegra.

Estos pensamientos son esenciales y cruciales y se deberían entender por sí mismos. “La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana. (Preámbulo DDHH).

En la realidad que vivimos, la situación de “la gran familia humana” es otra: Hay gobiernos y gobernantes que niegan la igualdad en derechos y dignidad, que discriminan a las mujeres.

Hay gobernantes que solicitan abiertamente la tortura de los “terroristas” porque de otra manera no “cantan” (Pinochet).

Sucede casi igual con el derecho y la justicia. Sólo rara vez se da la igualdad de las personas ante la ley. En algunos países, entre otros, también en Chile, se cultiva un sistema de impunidad, en el cual a los crímenes que han sido cometidos por el Estado se les aplica una ley de amnistía, la cual hace imposible un proceso judicial. Sin embargo, la falta de justicia significa al mismo tiempo violación de la dignidad humana.

Es muy difícil definir lo que es dignidad humana. El concepto “Dignidad humana “es expresión de la idea o de la experiencia de que cada persona, por el solo hecho de existir, posee un valor digno de protección. Con la pérdida de la dignidad humana se despoja a la persona de su ser persona y se la degrada a mera cosa con la que su puede hacer lo que se quiera. Y eso es justamente lo que sucede, por ejemplo, cada vez que se tortura a una persona. La tortura le arrebata la dignidad humana a quien la sufre, de tal manera que la víctima de dicha tortura casi no se siente como persona, como parte de la sociedad.

Sólo donde se garantiza la protección, sin condiciones, de la dignidad humana, se puede hablar de un Estado libre y con igualdad de derechos. Sin embargo, donde existe la figura normativa concreta en cuanto a contenido de la dignidad humana, se da diferente respuesta según cada posición ideológica.

Ahora, si hablamos de defensa de los derechos humanos y especialmente de las violaciones de los derechos humanos, nos encontramos entonces automáticamente en ámbito del derecho del Estado, pues es tarea del Estado proteger la dignidad humana respetando los derechos humanos.

La expresión “violación a los derechos humanos“ es un eufemismo, una manera encubierta de expresarse sobre un crimen perpetrado por orden del estado. Las violaciones a los derechos humanos suceden cuando el poder delegado al estado y su gobierno - y el gobierno tiene el monopolio del poder en el estado - , o sea, cuando se abusa de este monopolio de poder para la violación de derechos de los ciudadanos, este gobierno debe proteger con el poder delegado a él y observar que se cumpla con ello. Cuando otras organizaciones no estatales y no-gubernamentales o personas particulares vulneran los mismos valores, es decir, la dignidad humana, no hablamos de violaciones a los DDHH sino de CRÍMENES. Y para la persecución y el castigo de crímenes dentro de la sociedad, el estado es competente en el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial.

Pero, ¿qué sucede cuando justamente este gobierno abusa de su monopolio del poder para violar los DDHH, para oprimir a sus ciudadanos y pisotear la dignidad humana?
¿Qué pasa si el propio estado detiene arbitrariamente a sus ciudadanos?
¿Qué pasa si el estado tortura a sus ciudadanos?
¿Qué pasa si el gobierno, con su monopolio de poder, hace desaparecer, mata y asesina a sus propios ciudadanos????
¿Quién está entonces allí para perseguir tales crímenes de Estado????

¡¡NADIE!! A menos que los ciudadanos del Estado se sientan obligados a ofrecer resistencia. A menos que la comunidad popular levante acusadoramente la voz y encabece, conforme al derecho democrático, las medidas correspondientes para el restablecimiento de la protección de la dignidad humana.

Por consiguiente, los derechos humanos son el muro de contención para la dignidad de las personas. Los derechos humanos señalan los límites del monopolio de poder del Estado que por ningún motivo se deben sobrepasar.

Para mí, la idea de los derechos humanos es grandiosa y convincente. Es sencillamente fascinadora: “Todos los seres nacen libres e iguales en dignidad y derechos; dotados como están, de razón y conciencia deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. ¡Una declaración maravillosa y convincente! ¿No es verdad?

Desgraciadamente es solamente una declaración y más aún, es sólo una declaración de intención. Sin embargo, los derechos humanos tienen su significado y su profundo sentido: nos inspiran, siempre nos vuelven a motivar para abrir nuevos horizontes.
Repito: Los DDHH no son solamente una Idea, ni una teoría, Mas bien los DDHH quieren ser vividos, son un acontecimiento, Llevan nombre y apellido y reflejan toda una vida humana muy concreta-

El libro de la Dra. Laura Moya, representante del “Colectivo José Domingo Cañas”, que presentamos hoy al público cumple en forma perfecta con la solicitud: Que entreguen nombres a los DDHH!! De esta manera este libro no es solamente una contribución más a la memoria histórica. Laura Moya devuelve a las victimas de la cruel y atroz dictadura pinochetista su dignidad humana que se les robó bajo tortura y desaparición en la casa en José Domingo Cañas 1367. Ahora las victimas siguen viviendo dignamente entre nosotros con cara, nombre y apellido.

Para mí, los derechos humanos son como estrellas en el firmamento: nunca las alcanzamos a todas, sin embargo nos muestran el camino correcto.


Helmut Frenz.

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